"Master Class" con vocación de continuidadEn la primera parte de esta reflexión, hemos visto algunas de las razones por las que no comparto la idea de organizar "master class" de fin de semana. Afortunadamente, hay otros planteamientos mucho más eficientes en el ámbito de los cursillos de interpretación instrumental. Pero, antes de proseguir, sería sensato convenir las características que han de converger para que una "master class" sea verdaderamente útil, especialmente, para el alumno.
Lo primero, y más evidente, que ha de conseguir el departamento interesado en organizar una actividad de este tipo es asegurarse del BUEN HACER y la profesionalidad del profesor o profesora seleccionado, tanto en lo pedagógico como en lo técnico-interpretativo, pues, como ya sabemos, lo uno no implica lo otro, y lo otro no implica lo uno. Ya sé que es difícil y que, por lo general, se ha de confiar en la palabra o experiencia del profesor o profesores que lo proponen, pero nunca está demás hacer alguna indagación, en la medida de lo posible, con el fin de garantizar la máxima utilidad de la actividad.
Inmediatamente después, y como paso previo a contactar con el candidato, es fundamental establecer el tipo de actividad que se quiere realizar en virtud del factor CONTINUIDAD. Ha llegado el momento en el que debe surgir necesariamente un debate de extraordinario interés entre los miembros del departamento, donde se determine si el cursillo va a ser de fin de semana, o si realmente se quiere aportar algo más de trascendencia a la formación del alumnado, es decir, darle continuidad en el tiempo. Por este motivo, la elección del candidato debe ser extremadamente cuidadosa y con el mayor consenso posible.
Una vez llegados a este punto, si finalmente se sigue adelante con el proyecto, y después de haber visto la conveniencia de repetir periódicamente la experiencia con el mismo profesor, habría que determinar la frecuencia con la que se van a suceder las diferentes "master class" a lo largo de un período de tiempo determinado -en cuyo caso, los factores condicionantes serían el calendario y las condiciones económicas-, lo que, en suma, y al margen de la periodicidad decidida, garantizará el seguimiento de la evolución del aprendizaje de los alumnos.
Para completar el proceso, es imprescindible establecer instrumentos de EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO para que alumnos y profesores tengan la posibilidad de expresar su opinión sobre el desarrollo del proyecto y garantizar, de ese modo, la bondad del mismo.
A pesar de la exigua proliferación de este tipo de "master class", haberlos haylos. Conozco el caso de profesores de diferentes especialidades instrumentales que, siendo conscientes de las necesidades de aprendizaje de sus alumnos, convienen con un profesor de su confianza los términos para establecer un sistema rotativo y periódico de "master class". ¡Esto ya es otra cosa!
Evidentemente, la periodicidad con la que se realicen las clases determinará el grado de utilidad en la formación de los alumnos: a mayor frecuencia, mayor grado de aprovechamiento.
Pues bien, a pesar de que lo habitual en este tipo de actividades es encontrarse con períodos relativamente largos de tiempo entre una clase y la siguiente -anual, semestral o trimestral-, voy a compartir una experiencia que, visto lo visto, no tendremos por menos que considerar de insólita -aunque venturosa- rareza.
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Como ya he hecho referencia en otro de mis artículos "Phoenix y Magisterio", desde el inicio del curso pasado, y por iniciativa estudiantil -dato de extraordinaria relevancia que pone de manifiesto la naturaleza del proyecto-, se viene produciendo en Sevilla un inédito fenómeno relacionado con el tema que hoy nos ocupa, la "master class".
El caso es que un alumno del Conservatorio Superior de Música "Manuel Castillo" (Sevilla), conoce en Italia y de manera "casual" a un profesor de piano, cuya formación musical se desarrolló desde muy temprana edad en el Conservatorio "Tchaikovsky" de Moscú, y cuyo encuentro produce tal impacto en el alumno que le propone algo insólito, viajar a Sevilla para que sus amigos y compañeros de estudios puedan aprovechar la oportunidad de trabajar con él; propuesta a la que el profesor accede, desplazándose hasta Sevilla durante un fin de semana para impartir una "master class" a algunos de los compañeros del alumno promotor de la idea.
Hasta aquí no hay gran diferencia con el tipo de "master class" fin de semana, si exceptuamos que la idea de la actividad surge del alumnado y no del profesorado. Lo inaudito de esta historia es que, concluido el fin de semana, surge entre los alumnos la idea de volver a reencontrarse con el profesor al cabo de unas semanas, o lo que es lo mismo, plantean un incipiente proyecto de continuidad para mantener un seguimiento del proceso de asimilación de los aprendizajes realizados en el corto espacio de tiempo de un fin de semana.
De esa manera, con el esfuerzo económico de los estudiantes y con la colaboración de un centro de educación musical periférico a la ciudad mediante el alquiler de sus instalaciones para impartir las clases, este profesor viaja regularmente desde Como (Italia) hasta Sevilla (España) cada dos semanas, para atender a un, cada vez, más nutrido grupo de personas interesadas, ya no sólo de alumnos de estudios superiores, sino profesores, graduados y estudiantes de otros niveles.
Sinceramente, nunca había tenido conocimiento de este modelo de trabajo, si exceptuamos las salidas al extranjero para estudiar, a modo individual, en tal centro o con tal profesor en un curso de verano, o en cursos anuales o bianuales de enseñanza superior (mediante programas Erasmus o de forma privada).
Y, sinceramente, vista la marcha del proyecto en primera persona -pues siempre que puedo asisto a sus clases-, estoy en condiciones de asegurar que los progresos y la ilusión en los alumnos son más que evidentes y "no sólo" por el excepcional nivel pedagógico, técnico e interpretativo del profesor sino, además, por la continuidad de su trabajo, sin entrar en otras consideraciones como su trato cercano, humano, jovial y afectuoso hacia todos y cada uno de los alumnos.
Es ésta una ocasión única, o al menos esa es mi modesta opinión, que recomiendo no dejar pasar a quien pueda estar interesado.
Antes de acabar, me gustaría romper una lanza en favor de los profesores que son requeridos para realizar cualquier tipo de "master class", pues ellos se ciñen a lo que las personas interesadas les solicitan, es decir, que la responsabilidad de que el proyecto tenga continuidad o no, no es del profesor contratado sino de la parte contratante.
En consecuencia, y sin dejar de reconocer que cada profesor aprovecha de la mejor forma posible el poco tiempo del que dispone para despertar en los estudiantes alguna inquietud que, al menos, les sirva de incentivo en sus estudios musicales, los encargados de decidir la realización de este tipo de actividades, habrían de cuestionarse muy seriamente el grado de utilidad de una "master class" confrontando su sustancia con los recursos que se movilizan para su realización y, fundamentalmente, con las finalidades formativas que se persiguen en su desarrollo.
JAC
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Querido José Antonio, primero quiero felicitarte por tu blog que voy siguiendo desde hace tiempo ya.
ResponderEliminarEl problema que veo en el planteamiento de "master class" continuo es
1. no me parece correcto pedagógicamente que un alumno tenga dos profesores
2. me parece una presión negativa hacia el profesorado que tenga que adaptarse por la fuerza a otro profesor, confrontar su rendimiento con el del otro que además está en una situación ventajosa...
3. es costoso
Estimada Katalin: Muchas gracias por tu comentario que, ciertamente, está cargado de razón, pero, y siempre según mi opinión muy particular, si las circunstancias docentes y, consecuentemente, los niveles académicos de nuestros conservatorios fuesen otros. Bajo mi punto de vista, España no es un pais con profundas raíces musicales, como lo puede ser Hungría, Rusia, Alemania o Austria, entre otros, aunque posea una gran riqueza folklórica. Y lo que no podemos pretender es igualarnos con las potencias musicales -de donde vienen algunos de los profesores que imparten master class-, de la noche a la mañana y con unas enseñanzas musicales manifiestamente mejorables, por decirlo de manera suave y delicada. Evidentemente, éste sería un debate muy interesante, a la vez que delicado, sobre la formación -o la falta de ella- del profesorado en nuestro pais, que exigiría un foro más adecuado que este pequeño espacio de comentarios. No obstante, insisto, me parecen muy acertadas tus apreciaciones, aunque con importantes matizaciones.
ResponderEliminarHola José Antonio. Enhorabuena por tu magnífico blog.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en casí todas las apreciaciones que expones en el artículo. Por mi experiencia personal, las dos etapas en las que experimenté un mayor progreso en mi etapa de perfeccionamiento post-conservatorio, fueron con el sistema de asistir a clases con profesores de contrastado prestigio durante un periodo de tiempo. En un caso fueron dos años y en otro uno, con una periodicidad de clases mensual. Fueron dos etapas súmamente fructíferas en mi formación, y estoy seguro que gracias a esas clases pude lograr vivir de mi vocación musical.
Pero también he de decir que si el profesor que imparte la master class tiene una calidad excepcional, a veces puede aportarte algun "pequeño" detalle o recurso que te puede enriquecer como músico y futuro profesional. Son esas pequeñas cosas que a pesar de los años sigues utilizando en las clases.
Hablo por supuesto desde mi experiencia personal y con la perspectiva que dan los años y la experiencia docente.
Este tipo de valoración que haces sobre las master class es en mi opinión es aplicable a los cursos de verano, pues cuando preguntas a los alumnos a la vuelta de las vacaciones, te das cuenta del poco aprovechamiento que aportan en su gran mayoría. Menos mal que algunos de estos cursos no engañan al personal y ya expresan en su publicidad su verdadero objetivo: diversión y relax al estilo de los "Camp Rock" americanos.
Un abrazo muy fuerte de este antiguo compañero de fatigas.
José Carlos Luján
Estimada Katalin:
ResponderEliminarSoy estudiante de Grado Superior y he estudiado bajo la tutela de dos profesores a la misma vez, muy buenos y trabajadores ambos, una gran profesora española y un gran maestro y pianista ruso. Ambos sabían que asistía a las respectivas clases y se compenetraban de una manera que nunca creí fuera tan extraordinariamente útil. Realmente cada uno hacia hincapié en ámbitos distintos e igual de importantes, y por tanto mis esfuerzos por complacer a ambos era el doble. Debo decir que esta combinación hizo multiplicar mis aptitudes artísticas y ante el instrumento más que notablemente, ayuda sin la cual no hubiera conseguido los logros que estoy obteniendo. Debo también añadir que ambos profesores se conocen, son amigos y trabajaban en "equipo" aún con más alumnos como yo.
Todo es posible gracias a que no nos resulta costoso, pues como estudiantes no disponemos de capital para hacer un Máster oficial de 1 clase al año con un profesor; así que en comparación al resultado me siento casi un "atracador" ante el precio de éstas Máster Clases.
Un Cordial Saludo,
PDT: Mis agradecimientos a Jose Antonio Coso y a los lectores de este blog.