martes, 22 de noviembre de 2011

El fracaso de una ilusión


En noviembre de 2008 y gracias a la instalación de un sistema informático de gestión interna del centro en el que trabajo, se me ocurrió la idea de abrir un blog con el fin de aprovechar las nuevas tecnologías para, de manera cómoda y solventando el problema de los horarios laborales, el colectivo de profesores pudiéramos tener un espacio de opinión y debate sobre temas de interés común. Sin embargo, la realidad es tozuda y, al cabo de 16 artículos, pude vislumbrar lo utópico de mi idea inicial. Por ello, y después de más de dos años sin escribir en dicho blog, me decidí a publicar un "post" de despedida para con mis compañeros de trabajo, que transcribo a continuación con la sincera y sana intención de compartir esta aciaga decisión con los lectores de "El blog de JAC", como he hecho en tantas otras ocasiones.
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CERRADO POR DEFUNCIÓN

Después de más de dos años de inactividad en este blog del conservatorio, algo no atribuible a un acceso de esterilidad literaria -véase "El blog de JAC"-, y observando que esta "misteriosa" circunstancia no ha llamado la atención de nadie, escribo este último artículo como reflexión sincera y a modo de despedida.

Como último intento de remover actitudes anquilosadas, el irónico y morboso título elegido para este último artículo pretende ser más provocador que los 16 publicados hasta la fecha en este medio, pues esconde una vaga e incierta esperanza de servir de reclamo para que la despedida que vaticino tenga mayor eco y, como consecuencia, atraer la atención de un mayor número de visitantes al blog, a parte de los habituales a los que agradezco su tiempo y deferencia hacia este espacio de opinión y debate.

O, al menos, eso creía yo: "espacio de opinión y debate", pues precisamente para ello es que este blog vio la luz, con la llana -y ahora me doy cuenta que ingenua- intención de contribuir a movilizar el estado de atonía en el que, según mi opinión, se encuentra el debate profesional en mi centro de trabajo; aunque, dicho sea de paso, no creo que sea el único, incluso intuyo que esto mismo ocurre en prácticamente la totalidad de los centros educativos públicos y privados de nuestro país. Así pues, he elegido este título para este último artículo porque considero que refleja mi percepción, presumiblemente no certera del todo, del estado en que se encuentran en nuestros centros el debate, la opinión y la participación: DIFUNTOS.

Entiendo, aunque no comparto, la actitud de la mayoría de nosotros, profesionales de la enseñanza, en cuanto que, una vez que se sacan las oposiciones, es muy difícil encontrar un espacio de tiempo para cosas como reflexionar sobre la enseñanza, cuestionarse el modelo educativo, deliberar sobre nuestra acción educativa, buscar alternativas, compartir experiencias... Ya sé que hay prioridades más perentorias y que hay que complementar el sueldo con otras actividades si queremos llegar a fin de mes, pero eso no es razón suficiente para justificar tal actitud. Tampoco me sirve el argumento-resorte de ¿para qué vamos a hacer o pensar en nada, si al final la administración educativa "pasa" de nosotros? Pues, como dice el refrán, "quien no llora, no mama" y además, no todos nuestros problemas los debe solucionar "mamá administración educativa", como tampoco es cierto que todos necesiten una solución económica. ¡No!, creo que son otros los motivos propiciatorios de esta situación generalizada.

En primer lugar nuestra formación inicial en los centros de estudios superiores en los que, fundamentalmente se nos enseña a tocar un instrumento, a componer, a dirigir, a ser profesores de lenguaje musical (observe el lector que deliberadamente no incluyo "enseñar a ser profesor de instrumento", ¿por qué será…?)…, sin embargo, la reflexión, la objeción, la discusión, el debate, la opinión... ¿dónde están?, pues sinceramente no lo sé; aunque esta misma circunstancia podríamos encontrarla en las enseñanzas generales (algo que creo que es más grave): no se enseña a los jóvenes a pensar, a reflexionar, a tener criterio…, es probable que desde las alturas ideológicas de quienes nos gobiernan se piense que puede ser peligroso ese camino, y se haga lo posible para que nadie, o el menor número de personas posible, lo recorra. 

La dinámica del proceso de enseñanza y aprendizaje, en general en nuestras enseñanzas, se produce en una sola dirección y en un solo sentido, profesor-alumno, patrón de conducta educativa que el alumno, cuando accede al "status" de profesor, suele repetir, perpetuando así una práctica docente más que reprobable que propicia el fracaso de la iniciativa personal y la esterilidad creativa.

Claro que están las excepciones de los que piensan, investigan, reflexionan y extraen lo bueno de cada persona y situación, desechando todo aquello que no ha pasado el "control de calidad" e incorporando a su experiencia educativa el fruto de sus conclusiones. 

¿Que si son muchos los que están en ese grupo?, bueno, yo conozco alguno, y creo que la contestación afirmativa a esa pregunta no sería fiel a la realidad.

En segundo lugar, el sistema, el "magnánimo sistema educativo", que revestido de las más admirables intenciones, y adornado con los más grandilocuentes adjetivos, esconde otras que no son tan de admirar y de las que, incluso, es conveniente guardarse de su inicua envolvente. La idea anunciada en este sibilino texto encriptado, está expresada en forma metafórica en mi narración "La tuerca" (para más información al respecto, léase "Ideología y currículo" de Michael Apple)

En tercer lugar la falta de compromiso con la enseñanza. Lamentablemente, para una gran mayoría de profesores "profesión" es sinónimo de "trabajo", ¿y qué hay de malo en ello? -rebatirían-, si cumplo con mis deberes... ¿Deberes de qué? -pregunto-, ¿de funcionario? La enseñanza no es un acto administrativo, es una acción capital, crucial, centrada en la cooperación de diferentes agentes -familia, escuela, sociedad, ... ¿suena de algo el término "Educación Sistémica"?- para la formación del carácter, en nuestro caso, personal y artístico-musical, de multitud de niños, muchachos y jóvenes, cuya felicidad futura está, de alguna manera, y en alguna proporción, en nuestras manos. Lo siento, pero ese es mi sentir, considero que hay muy poco compromiso con la educación, muy poco compromiso con la colaboración en la formación del carácter del alumno, muy poco compromiso con un futuro educativo mejor para nuestros hijos y para los hijos los de los demás.

No es ésta una reflexión que surja desde la frustración que produce algo que quieres conseguir y ves cómo fracasa -aunque ésa sea la realidad en este caso-, no, no es una reacción visceral con la que puedo haberme expresado en algún otro artículo, lo estoy haciendo en forma serena, pero desde la tristeza que me producen determinadas actitudes de indiferencia, apatía y desdén de las personas de mi entorno laboral y profesional próximo. Sé que algunos no encajáis en la descripción que hago de la mayoría, y por ello no debéis veros reflejados en este análisis, pero la experiencia de muchos años en esta fascinante ocupación, al menos para mí, insiste con abigarrada tenacidad en presentarme este perfil de manera permanente e ininterrumpida.

Hasta siempre y perdonad si en alguna ocasión he sido causa de malestar, no ha sido mi intención incomodar a nadie deliberadamente, lo que realmente me ha movido a escribir en este blog, como hago en el mío personal, es la necesidad de compartir mi opinión, expresada lo más objetivamente que me fue posible, con quienes creía perseguir unos mismos ideales sobre aspectos que considero trascendentales para el desarrollo de lo humano.

Gracias por vuestra atención,

7 comentarios:

  1. Oye!!!! no cierres! algunos te leemos y acabamos de conocerte! Yo acabo de inaugurar un blog de aula para mis alumnos y empecé a leerte hace nada, cuando el "micon" envió tu mensaje a todos.
    Voy a intentar ponerte una nota de humor: deberías tomar un poco de "amiplin" principio activo: el amiplinato, que sirve para regular los efectos de las cosas o personas que nos afectan negativamente: a mí plin. De vez en cuando, es necesario "pasar" de algo.
    Hay gente que te leemos y estamos de acuerdo con lo que dices. O si no lo estuvieramos, quizá en algún momento se animen, nos animemos, a debatir.
    Espero poder seguir leyendo este blog.
    Así que... ¡¡¡anímate tú a seguir!!!
    PD: por cierto, hace unos días te enlacé en mi blog, pensando en mis alumnos mayores y en los padres de los pequeños.

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  2. Muchas gracias Inma por tu comentario y por tu recomendación, la tendré en cuenta. Pero..., no te preocupes, el blog que voy a cerrar, bueno, que ya he cerrado, no es éste, es otro que tenía abierto en mi centro de trabajo. Éste no lo voy a cerrar, aquí me suelo encontrar con gente simpática y animosa como tú, y comentarios tan frescos como el tuyo me confirman y me animan a seguir compartiendo mis ideas, reflexiones y experiencias con quienes amablemente visitáis este blog.
    Muchas gracias de nuevo y nos seguiremos encontrando en este espacio de expresión (tengo en preparación 8 "post" y más que vendrán después).
    Saludos cordiales,
    JAC

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  3. Hola Jose Antonio

    ¡Ánimo¡

    Algunas veces las cosechas se resisten... y tardan en recogerse los frutos.

    ¡No tires la toalla¡

    Un saludo,

    Rosario

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  4. Hola José Antonio,te entiendo perfectamente, yo vivo la misma frustración como si todo el esfuerzo sería para nada y nadie se interesa por lo que puedes aportar para mejorar la calidad de la enseñanza, nadie te motiva... Y cuando hablamos de la crisis nunca nos ponemos delante del espejo para preguntarnos ¿y tú has hecho todo lo que debías? Y todo el mundo sigue haciendo sus chapucerías con el menos esfuerzo posible.
    Gracias a los (¿pocos? ¿muchos?) que quieren cambiar, que no se dejan desmotivar, que hacen un trabajo verdaderamente digno. Tú eres uno de ellos, así que sigue adelante.

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  5. Estimado profesor,
    siempre he leído tus artículos asintiendo con la cabeza a cada una de las reflexiones que generosamente nos regalabas. No podía añadir nada más. Ahora soy interina, maestra de música de aquí para allá,...y compruebo cada día ese hastío y desgana docente en mis compañer@s. No hay mucha innovación, ni ganas de reflexionar...para muchos la vocación no existe, el proceso de enseñanza-aprendizaje es una mera transacción económica. Cuando un docente se enfrenta con alegría e ilusión a su diario, con amor a su trabajo, parece incluso que molesta. Solución: yo no quiero convencer a nadie de nada. Soy feliz con mi trabajo. Cierro las puertas de mi clase y abro las ventanas para que esas pequeñas mentes inquietas curioseen más allá de los libros de texto. Estimado profesor, en el Conservatorio hay pocos maestros de la enseñanza musical, mas al contrario músicos frustrados que castigan al alumno y nunca premian su esfuerzo, más que motivar al amor por la música motivan al rechazo. Estimado Jose Antonio, he de decir bien alto que para mí ha sido una lástima no haberte tenido de profesor desde el comienzo de mi andadura en el Conservatorio. Estimado maestro, no cierres tu blog, sigue compartiendo tus reflexiones y cierra la puerta a los ineptos. Un saludo. CSC

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  6. Estimado Jose Antonio.
    Somos muchos los que te conocemos, no en persona, pero sí a través de tus escritos. Sólo quiero decir que me alegra que siga este blog activo, aunque me he llevado la impresión al principio de que éste no seguiría, cuando te referías al programa de gestión de conservatorios donde te he leído antes.

    Pienso hace mucho tiempo que los buenos ejemplos constituyen una buena manera de mejorar en el entorno laboral, y en el nuestro, que es educativo, con mucha más importancia. A veces quisiéramos que las buenas acciones tuvieran un efecto notable, pero no es así. Debería ser así en algo tan importante como lo que te ocupas en este blog.

    Sabemos que existen muchas personas que intentan hacer las cosas bien, y más allá no sólo porque es su trabajo, sino porque importa a todos y redunda en bien de los demás. Y esas personas necesitan saber que hay más gente ahí, al pie del cañón, demostrando una ilusión que a veces no se ve ni en quienes empiezan.

    Gracias a las tecnologías aunque esos buenas iniciativas, acciones y ejemplos no se encuentre en la mesa de al lado, en el atril de al lado... se pueden encontrar a kilómetros de distancia (normal que sea con Km, pues somos conservatorios y estamos separados físicamente más que los compañeros/as de instituto)

    En mi caso particular, intento hacer las cosas mejor e intento motivar a mis compañeros de profesión para que demos un paso más adelante, y siempre que hablo la respuesta es el silencio... y no sabes si se trata de indiferencia, o de que no quieren hablar por si el compañero/a se va a meter con lo que opine, o ... peor todavía, no sabes si está en desacuerdo o desprecia lo que estás diciendo y no te lo dice (tal vez para no darte un disgusto, ya ves), privándote de la oportunidad de debatir y reafirmarte en lo que dices o tener que rectificar.

    Gracias al debate con los que sí puedo hablar he revisado planteamientos pedagógicos, cosa que no hago con frecuencia porque procuro que todo lo que haga sea meditado, pero estoy siempre alerta a aprender del que no dice lo mismo que yo, por si tiene algo interesante que decir.

    Tal vez el gran problema de nuestro entorno pedagógico-musical es que parece que todos sabemos mucho y somos o primeras figuras o garantes de la fabulosa escuela de nuestros maestros ... y que es mejor no abrir la boca para que se confirme que no es así.

    Un abrazo y, por favor, no dejes de escribir

    Gracias

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  7. La verdadera mediocridad radica en no querer aprender de lo que nos circunda. El miedo es el que manda hoy día en todo: miedo a cambiar, miedo a perder el puesto o a quedar en ridículo, miedo al vacío...
    El miedo es un mecanismo de defensa de los seres vivos; pero deja de serlo cuando te paraliza y te impide realizarte como ser humano. Como dijo Jesús de Nazaret "El que quiera conservar la vida la perderá y el que no tema perderla la ganará".

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