Efectivamente, Lola (Lola, seguidora del blog, en su comentario al artículo "¿Hasta cuándo...?", señala con mucho acierto que las pruebas de acceso a la enseñanza profesional de música también son un calvario para niños de 11, 12, ... años) estos dos procesos selectivos son muy similares aunque con algunas matizaciones. Esas diferencias son las que voy a analizar en el presente artículo.
Desde que se establece la prueba de acceso al grado medio (Orden de 31 de julio de 1996, por la que se establecen criterios y orientaciones para la elaboración de Proyectos Curriculares de Centro, la opcionalidad, el horario y la prueba de acceso del Grado Medio de las enseñanzas de Música, BOJA nº 101, de 3 de septiembre de 1996; y modificada posteriormente por la Orden de 18 de junio de 1998, BOJA 25-6-1998.), ahora enseñanzas profesionales (ya hablé de esta falacia administrativa en otro artículo), he sido un detractor declarado de la misma, incluso en mi etapa de director, por la incoherencia de sus contenidos, por su estructura y por su naturaleza misma.
Sé que alguno de mis compañeros, especialmente profesores de Lenguaje Musical, pueden llegar a sentirse molestos con mis planteamientos, pues sé definitivamente que no están de acuerdo con ellos, e incluso me tilden de entrometido (aunque realmente creo que la labor de enseñanza del lenguaje musical incumbe tanto al profesor de Lenguaje como al de Instrumento), pero es algo con lo que cuento, pues esta discrepancia es una vieja y común compañera de viaje que aún no nos ha abandonado al día de hoy. No obstante, como es norma de este blog, toda divergencia será bienvenida desde el respeto, la razón y el sentido común.
Me gustaría analizar el asunto que hoy nos ocupa desde tres perspectivas:
- Estructura y contenido
- Coherencia curricular
- Organización y desarrollo
ESTRUCTURA Y CONTENIDO DE LA PRUEBALos aspirante que solicitan realizar la prueba, generalmente, han concluido (o están en ello) el Grado Elemental (ahora Enseñanza Elemental), es decir, alrededor de los 11/12 años, aunque no hay límite de edad para solicitar la realización de la misma, sin embargo, un altísimo porcentaje de aspirantes responde a las edades antes aludidas. Esta prueba consiste, para todas las especialidades instrumentales excepto para la especialidad de Canto, en dos ejercicios:
- Interpretación, en el instrumento de la especialidad a la que se opte, de tres obras pertenecientes a distintos estilos, de las que como mínimo una deberá interpretarse de memoria. Este ejercicio se calificará con una puntuación entre 0 y 10 puntos, siendo necesario una calificación mínima de 5 para considerarlo superado y poder hacer la media ponderada con el otro ejercicio.
- Ejercicio para evaluar la capacidad auditiva del alumno y sus conocimientos teóricos y prácticos del lenguaje musical. Este ejercicio se calificará con una puntuación entre 0 y 10 puntos, siendo necesario una calificación mínima de 5 para considerarlo superado y poder hacer la media ponderada con el anterior ejercicio.
Bien, esto es sobre el papel. En la realidad, en cuanto al instrumento, la prueba se desarrolla tal y como dicta la normativa, y en el caso del segundo ejercicio, en una gran mayoría de centros, se sigue por el patrón clásico, dividiéndolo en cuatro áreas: Teoría, Dictado, Entonación y Ritmo, que, aunque se empeñen los profesores de Lenguaje Musical, no tiene por qué ser así necesariamente, algo que demostraré al final del artículo con una propuesta que hace 5 años hice al departamento de Lenguaje Musical de mi centro (con su aprobación con reservas) y que remití al Servicio de Inspección Educativa, propuesta que duerme el sueño de los justos en algún cajón de algún despacho de las dependencias del Servicio de Inspección Educativa de la Delegación Provincial de Sevilla de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, aunque para alegría y satisfacción del autor, parte importante de ella se ha incorporado al desarrollo de esta prueba en algún que otro conservatorio.
¿Que qué problemas veo en la estructura y contenido de la prueba? Vayamos por partes.
El ejercicio de interpretación es totalmente insuficiente para verificar si el aspirante posee la madurez, las aptitudes y los conocimientos necesarios para cursar con aprovechamiento las enseñanzas profesionales, además de estar dentro del modelo "todo a una carta" por el que el aspirante se juega en unos minutos ante el tribunal cuatro (o más) años de trabajo y preparación. Evidentemente quedan excluidos de este análisis los aspirantes que demuestran con solvencia tener condiciones para abordar con éxito las enseñanzas profesionales que, lamentablemente, son los menos.
Mis argumentos para sostener la afirmación anterior son prácticamente los mismos que los utilizados para criticar las pruebas de acceso a los estudios superiores de música (ver artículo), pero, en este caso, es especialmente llamativo la discriminación que sufren los alumnos que estudian 4º curso de grado elemental y además tienen que preparar la prueba, si los comparamos con los que se preparan ("por libre") durante uno, dos o tres años (o los que hagan falta) las tres obritas que se piden en el ejercicio y los contenidos específicos del ejercicio "b". En el caso de los primeros y durante todo un curso académico (además de compaginar sus estudios generales) tienen que montar un repertorio que oscila entre 12/14 obras (incluidos estudios, escalas y arpegios) y, de entre ellas, decidir tres que serán las que el aspirante presente a la prueba, y también cursar las asignaturas de Lenguaje Musical y Coro, cuyos contenidos, especialmente de la primera asignatura, exceden (extraordinariamente, bajo mi punto de vista) las exigencias de la prueba incluso de la misma formación elemental (pero esa es otra historia).
Asimismo, y esto lo permite la actual normativa vigente, no se tiene en cuenta el expediente del alumno, no se tiene ninguna entrevista o comunicación con los profesores de los aspirantes, no se le hace ninguna prueba de lectura a primera vista, no hay obra obligada que permita establecer una evaluación referencial, no hay aún un criterio unificado sobre épocas, estilos y estéticas, únicamente hay una orden del Ministerio de Educación en la que se presenta una relación de referencia de obras, ... no olvidemos que son niños de 11/12 años, es casi (y sin casi) su primera oposición. ¿No es un poquito pronto para eso? Sinceramente creo que podrían explorarse otras alternativas más humanas y eficientes.
¿Cuál es el resultado de esta situación?, pues que muchos aspirantes (demasiados) se "cuelan" camuflando sus capacidades reales, y cuando se matriculan en 1º de enseñanzas profesionales y se enfrentan con un programa en el que se abordan todos los estilos, estéticas y épocas, además de cursar las asignaturas de Lenguaje Musical y Coro, se ven desbordados, incapaces de llevarlo adelante, poniendo de manifiesto su deficiente formación elemental y, en consecuencia, la ineficacia de la prueba de acceso, haciendo perder el tiempo y la paciencia a los profesores y ocupando una plaza que debería estar ocupando un aspirante que garantizase realmente el aprovechamiento de estas enseñanzas.
En cuanto al segundo ejercicio, la lista de incongruencias es grande:
Teoría. Particularmente no soy partidario en absoluto de la teoría per se, es decir, sin comprender cuál es su función y aplicación en la práctica musical. ¿Qué me dice el hecho de que un aspirante domine el procedimiento para hallar una tonalidad, un intervalo con su inversión o distinguir teóricamente un tipo de escala, si luego no conoce las implicaciones de estos conceptos en los procesos de estudio e interpretación de una obra para su instrumento? ¡Nada!... Nada bueno, digamos.
Dictado. No soy un experto en la materia, pero creo muy poco en la validez del dictado musical tal y como se plantea por muchos profesores, poniendo al alumno a trascribir, mediante grafía musical, fragmentos (absurdos fragmentos musicales, diría yo) , reproducidos al piano, instrumento que, en este caso, es el menos apropiado por su carácter percutivo, con el consabido efecto de extinción del sonido que se produce después de cada ataque.
Ritmo. El ejercicio de ritmo es algo inaudito. Se etiqueta este ejercicio como rítmico, pero no vayamos a creer que se trata de un ejercicio de ritmo puro, ¡no! Se trata de un ejercicio en el que encontramos:
- Ritmo (y ritmos tan complejos que, si acaso, hasta los últimos años de la enseñanza profesional, no los van a encontrar en partitura alguna, ¡si al menos hicieran con precisión absoluta los ritmos más básicos, propios y más abundantes de la literatura instrumental con la que se trabaja en la enseñanza profesional... yo, al menos, "me daría con un canto en los dientes"!).
- También encontramos alturas (notas)
- Cambio de claves
- Indicaciones metronómicas
- Equivalencias
- Y, por si fuera poco, el ejercicio se hace ¡¡"rapeando"!!, es decir, diciendo la música, como si se tratase de una especie de recitación rítmica con los nombres de las notas, algo bajo mi punto de vista (y el de otros muchos profesores) totalmente antimusical, antinatural y antipedagógico.
Entonación. En este ejercicio, que es el menos incoherente de los cuatro sin dejarlo de ser del todo, también hay una combinación de factores que hacen difícil valorarlo con precisión, aunque no tanto como en el anterior. En él encontramos, además de las alturas, que es el objeto de este ejercicio, métrica, ritmo, aire (Allegro, Andante, ...) y líneas de expresión. Este conjunto de aspectos hace verdaderamente difícil verificar la causa de una posible deficiencia en la realización del ejercicio y, como consecuencia, la garantía de una evaluación objetiva.
COHERENCIA CURRICULAR DE LA PRUEBA CON LA ENSEÑANZA ELEMENTAL
Los señores responsables de la administración educativa que llevan todos estos asuntos (sólo, insisto, sólo a nivel de ordenación académica) se empecinan en repetir una y otra vez que hay que desligar la prueba de acceso al primer curso de la enseñanza profesional con lo que son los estudios de enseñanza elemental. Pues bien, si eso quieren, que alguien me expliqué cómo hacerlo. Claro, algún avispado de la administración educativa diría, ya hacemos para que eso sea así, esa es precisamente la razón por la que la prueba de acceso a las enseñanzas profesionales se realiza antes de concluir el curso académico. Espero equivocarme en esta espontánea digresión, porque si fuera así sería el colmo de la ineptitud educativa.
Salvando este pequeño escollo, tengo que afirmar, en términos generales, y a diferencia de lo que ocurre en la prueba de acceso a los estudios superiores de música, que lo que se estudia a lo largo de los cuatro cursos de enseñanza elemental, desde el punto de vista de los contenidos, mantiene bastante coherencia curricular con la prueba de acceso al primer curso de las enseñanzas profesionales, pues ésta se realiza sobre aspectos relacionados con el instrumento y las asignaturas de Lenguaje Musical y Coro (bueno a la asignatura de Coro le damos el pase por su aportación al desarrollo de la capacidad de emisión del aspirante, no por su objetivo principal que es la práctica en grupo).
ORGANIZACIÓN Y DESARROLLO DE LA PRUEBAA diferencia de lo que acontece en la prueba de acceso a las enseñanzas superiores, la organización de la prueba de acceso al primer curso de las enseñanzas profesionales es infinitamente mejor. Desde la información permanente que se publica, en tablones y en internet, hasta la claridad de los objetivos, contenidos y criterios de calificación (aunque uno no esté de acuerdo con ellos, ahí están, transparentes, para quien tenga interés en conocerlos), pasando por la excelente organización de los diferentes ejercicios de las pruebas, la inestimable ayuda que prestan los grupos de apoyo a los miembros de los tribunales, formados por gran parte del profesorado del centro, supervisando cualquier aspecto relacionado con los aspirantes y las pruebas, la trasparencia del proceso de reclamaciones, el trato a los aspirantes antes, durante y después de las pruebas, la accesibilidad al equipo directivo, ... Todo esto, al menos, en el centro en el que trabajo y en otros muchos centros en los que la organización y el desarrollo de esta actividad académica son considerados fundamentales en la vida y dinámica del centro. No obstante, y como todo en esta vida, es susceptible de mejora.
Para finalizar, siempre que hago una crítica no me gusta hacerlo "porque sí", y por ello, trascribo a continuación el proyecto mencionado al inicio del artículo, como muestra de buena voluntad y por si a alguien influyente y/o con competencias en estas lides, le interesase en parte o en su totalidad. El planteamiento que hago a continuación no es más que una directriz que, como en el caso de quienes lo han utilizado, es susceptible de modificaciones en función del objetivo que cada centro se haya marcado con esta prueba.
Para no distorsionar el modelo oficial seguiré su misma estructura (el color azul indica lo novedoso con respecto a la prueba vigente).
Antes de pasar a la exposición de mi propuesta, no quiero dejar de manifestar la importancia que tendría para los muchachos que se presentan a las pruebas, establecer un mecanismo para que los cuatro (o más) años que los aspirantes llevan cursados en las enseñanzas elementales de música tuviesen algún reflejo en la calificación final de la prueba. Claro que para ello debería establecerse otro mecanismo que garantizase una uniformidad en el desarrollo del currículo en cada centro, tanto desde el punto de vista de aplicación de contenidos como del nivel de exigencia, pues hasta ahora la heterogeneidad en este ámbito es la regla.
PRUEBA A:
Ejercicio para evaluar la capacidad técnica y destreza en el instrumento de la especialidad a la que se opta.
Esta prueba consta de los siguientes apartados:
- Interpretación en el instrumento de su especialidad, de tres obras pertenecientes a distintos estilos, de las que como mínimo deberá interpretarse una de ellas de memoria.
- Interpretación de una pieza obligada que se habrá publicado con tres meses de antelación, de una dificultad acorde con esta circunstancia.
- Respuesta a las preguntas del tribunal acerca de aspectos relacionados con la técnica, la forma, la estética, la historia y los autores, referidos al repertorio del aspirante y a la obra obligada.
PRUEBA B:
Ejercicio para evaluar la capacidad auditiva del alumno y sus conocimientos teóricos y prácticos del lenguaje musical.
Esta prueba consta de los siguientes apartados:
- Discriminación auditiva: En base a la audición de un fragmento musical de conjunto instrumental (dúo, trío, cuarteto, ..., orquesta de cuerda, orquesta sinfónica) del repertorio de música clásica universal, determinar los siguientes aspectos musicales:
- Motívico. Reconocer alguno de los motivos o frases característicos del fragmento musical (determinado por el tribunal) escuchado y transcribirlo en su forma melódico/rítmica.
- Tímbrico. Describir la instrumentación del pasaje, es decir, los instrumentos o familias de instrumentos que participan en la interpretación del fragmento seleccionado.
- Estético. Precisar la estética musical del fragmento escuchado -renacimiento, barroco, preclasicismo, clasicismo, romanticismo, postromanticismo, impresionismo, neoclasicismo, expresionismo, ...-.
- Conocimientos generales. Reconocer en el fragmento escuchado aspectos básicos del lenguaje musical: compás, tempo, tonalidad, dinámica, articulación, interválica, forma musical, agógica, información acerca de la obra (título, paratexto, época, ...) y del autor. (Este apartado obligaría a todos los conservatorios en los que se imparte enseñanza elemental a considerar la audición musical como un elemento clave en la asignatura de Lenguaje Musical y, como consecuencia, los alumnos adquirirían una cultura musical impensable en estos momentos)
- Realización rítmica: Este ejercicio está compuesto de dos partes:
- Ritmo puro. En base a una propuesta escrita de un fragmento con dos monogramas, realizar dicho fragmento con las manos palmeando las rodillas, cada monograma con una mano y de forma simultánea. (De esta forma se apreciará la capacidad de coordinación rítmica del candidato, fundamental para la técnica pianística)
- Ritmo en un entorno melódico. Ejecución a primera vista y con el instrumento por el que se presenta el candidato, de un fragmento musical propio de la literatura del instrumento y adecuado a los conocimientos y destrezas mínimos con los que el aspirante debe acudir a la prueba. Los aspirantes de percusión realizarán el ejercicio sobre un instrumento de láminas.
- Emisión. Este ejercicio constará de dos partes:
- Entonar intervalos de desigual dificultad escritos en redondas (desprovistos absolutamente de cualquier aspecto métrico o rítmico).
- Cantar un pequeño fragmento musical con acompañamiento al piano, en el que la métrica y el ritmo sean propios de una canción popular (es decir, sin dificultad rítmica y métrica para el nivel que los aspirantes han de tener en esta prueba).
Qué mejor resultado que los estudiantes del tramo inicial de las enseñanzas musicales, pasen o no la prueba de acceso a las enseñanzas profesionales, adquieran una cultura musical, con más o menos dominio del instrumento (más que menos para los que pretenden seguir estudiando).
Qué mejor resultado que en vez de frustraciones -al ver que el tiempo que han dedicar al instrumento han de derivarlo a otras materias-, ansiedades -en la adquisición de enormes cantidades de conocimientos (que olvidan al poco tiempo) y en la realización de ejercicios y más ejercicios tan cansones como inútiles-, y abandonos -por éstos y otros motivos-, consiguiéramos despertar en estos muchachos y muchachas el verdadero amor a la Música, el de saber apreciarla y disfrutar de ella en forma activa (como músicos) o en forma pasiva como verdaderos aficionados. Aficionados que, ¡entiéndanlo de una vez por todas señores de la administración educativa!, son los cimientos de la cultura musical de un país, que si ustedes quieren hacer de una ciudad, por ejemplo, como Sevilla "la Salzburgo musical de España" (como en cierta ocasión escuché manifestar a un político -delegado provincial de educación a la sazón- ante una reunión de directores de conservatorios, y que si no hubiera sido por el respeto que me merece cualquier persona, me hubiera arrancado una estruendosa carcajada -los años que median desde esa afirmación hasta el día de hoy me dan la razón-), tienen que comprender esta innegable realidad: CULTIVEN AL MÚSICO (de la mejor forma posible) Y JAMÁS OLVIDEN LA FORMACIÓN DEL AFICIONADO.
Gracias por vuestra paciencia en la lectura de este largo artículo, y que disfrutéis de estas vacaciones estivales.
Saludos,
JAC
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Apreciado José Antonio:
ResponderEliminarTe admiro y felicito por tu maestría, por tu humanidad y por tu extraordinaria capacidad para no rendirte ante las dificultades evidentes que hay en las enseñanzas musicales. Analizas las situaciones, muestras las irregularidades y aportas soluciones, con la intención de alcanzar un sistema de enseñanza musical más motivador y justo.
Te felicito también porque sabes aportar soluciones constructivas. Ojalá se unieran a ti muchas más voces, pues ello supondría mejorar la calidad de la enseñanza musical. Como docente de Primaria, no logro comprender cómo no se han arbitrado los mecanismos necesarios para que haya uniformidad en el desarrollo del currículo en cada centro, tanto desde el punto de vista de aplicación de contenidos como del nivel de exigencia. ¿Cómo puede permitir la Administración Educativa tanta heterogeneidad a unos docentes y exigirnos una mayor homogeneidad a los demás?
Desde aquí, ánimo para seguir orientándonos hacia el camino que debiera tomar la enseñanza musical en Andalucía.
¡Muchas gracias y adelante!
Mª Carmen Martínez Muñoz
Estimado José Antonio:
ResponderEliminarHe leído ahora esta entrada...con total atención. Gracias por responderme así.
Comparto contigo los problemas en cuanto a la estructura y el contenido de la prueba de acceso a las enseñanzas profesionales.
Es intolerable lo de la "discriminación". Estos chicos y chicas que han estado esos 4 años(o más) cursando oficialmente los estudios, aprobando -oficialmente (siendo aptos)- los cursos (hay que recordar que se examinan cada trimestre) se la juegan en unos minutos igual que cualquiera que "por libre" se presente. No les ha servido, en este importante paso, sus 4 o más años de estudios y sacrificios.
Es muy difícil que un niño o niña que entra con 8 añitos llegue hasta 4º curso. Debe estar muy motivado por padres y profes para que no abandone. Son muchos los casos.
Si después de todo el alumno/a ha llegado hasta aquí, y por esta "oposición" se queda sin plaza con mucha probabilidad el alumno/a no seguirá.
Estos críos deben tener, al menos, una nota de todos los cursos superados. Una nota como inicio, como mérito, ante cualquier participante "libre".
No quisiera alargarme mucho, así que voy abreviando.
Totalmente de acuerdo en cuanto al contenido de la prueba global de lenguaje musical. !Nunca entendí para que sirve que un niño aprenda los intervalos mayores, justos, menores, etc, de memoria! esto solo por poner un ejemplo.
Lo de "rapear" eso es..."mú fuerte" (permíteme la expresión): ¿¿cómo leches queremos que los niños entonen bien?? por favor NO A LA LECTURA RAPEADA.
Vale, quizás lo de la coherencia curricular sea cierto.
Lo que falta es coherencia en general: por ejemplo. Un alumno realiza la prueba antes de que termine el curso (mayo)...y por "su media" suspende la prueba de acceso. Jo, y llega _fin de curso (a las pocas semanas) y aprueba 4º curso diciéndote los profes además que con muy buena nota, como los cursos anteriores. ¿¿?? Esto sucede...¿y ahora qué?
Hay un abismo entre la prueba de instrumento y la de lenguaje musical. Por mi experiencia he observado que los chicos/as a los que el instrumento se les da verdaderamente bien suelen suspender la prueba de lenguaje. Y muchos de los que aprueban se han estudiado muchos conceptos y contenidos de memoria...sin entender nada de nada.(Esto en música como en otras enseñanzas no debería ocurrir o no se debería permitir)
Algo debe cambiar...
Excelente tu propuesta. Felicidades por ella y por tu blog.
Un abrazo
Me ha encantado tu artículo.
ResponderEliminarTe animo a que hables también sobre la prueba de aptitud para entrar en grado elemental, que quizás sea incluso más injusta. En ella lo que prima es el factor edad. ¿Es realmente una prueba de aptitud? Yo misma, por tener 9 años, no pude escoger el instrumento deseado en dicho momento, a pesar de tener una de las notas más altas. Se puede tomar a la ligera, pero creo que el escoger un instrumento u otro puede marcar la carrera musical de un estudiante. Afortunadamente, todo me fue bien, pero pienso en la cantidad de niños de 9 años con aptitudes que se quedaron fuera del mundo musical, y también en esa cantidad de niños de 8 años que arrebataron las plazas a aquellos y que no llegaron a completar ni el grado elemental. Todo por unos meses de diferencia.
Por otro lado, decirte que me ha encantado lo de "rapear" en la prueba de ritmo. Imposible decirlo con un término más apropiado!
Saludos
Belén
Hola José Antonio.
ResponderEliminarMuy buen artículo. Tengo una duda que se me ha presentado hace pocos días. ¿Pueden tener los alumnos en Andalucía acompañamiento de Piano en la prueba instrumental? He oído que pueden ser impugnadas por el hecho de que algunos lleven dicho acompañamiento. ¿Viene eso reflejado legalmente en algún sitio?
Muchas gracias!! y enhorabuena!
Siete años después de haber escrito esta reflexión la leo con sorpresa. Sorpresa porque en siete años no ha cambiado nada de la dichosa prueba de acceso. Y sorpresa mayor al encontrar un profesor de música en conservatorio contrario con esta prueba, o al menos como está planteada.
ResponderEliminarSoy padre de una alumna de la edad que menciona, 11 años, de cuarto curso de enseñanza elemental, con más de cuatro años de trabajo en el estudio de la música (naturalmente a su nivel comenzando con lo que ahora llaman “música y movimiento”) que acaba de sufrir el modelo “todo a una carta”. No en Andalucía sino en Madrid, pero podría haber ocurrido en cualquiera de las comunidades, puesto que si no me equivoco la regulación es la misma.
Usted habla de su primera “oposición” yo diría tortura. Ya desde el segundo curso martirizan a los chavales con la prueba de acceso, cuando todavía apenas les han enseñado nada. En el cuarto curso la presión se hace casi insoportable. En cada ocasión que el tiempo lo permite se vuelve a recordar la dichosa prueba, presión, presión y más presión. El curso es casi perdido porque todo está enfocado a la prueba. De tanto mencionarlo y de darle tanta importancia, en el alumno se crea una ansiedad que no le deja seguir el curso con normalidad. Un desastre. Razón tiene en cuanto a la prueba teórico-auditiva pero lo de la prueba de interpretación es de traca. Se pretende medir en 10 minutos si el alumno de 11 años posee la madurez, las aptitudes y los conocimientos necesarios para cursar con aprovechamiento las enseñanzas profesionales. Nada menos que para cursar seis años de enseñanza se ha de apreciar en 10 minutos, a niños que ya llevan cuatro años estudiando en el conservatorio, todas esas cualidades. ¡Que visionarios los profesores que juzgan en tales condiciones! ¿Es que un niño de 11 años está ya completamente formado? ¿Es que un niño no madura por momentos, día a día, mes a mes, año a año, curso a curso? Si tanta capacidad hay para hacerlo así ¿porque se evalúa trimestralmente y curso a curso?
Se podría argumentar, mal argumentado desde mi opinión, que la evaluación trimestral la realiza un solo profesor y la prueba de acceso se juzga por un tribunal y de ahí pueden surgir diferencias de criterio. Creo que mal argumentado porque el profesor a su vez es miembro de tribunales que juzgan a otros alumnos en la prueba de acceso y si mal criterio tienen para el alumno propio, igual de malo será para el alumno ajeno. Pero para colmo de males, desde el curso pasado, en la Comunidad de Madrid las evaluaciones trimestrales también se realizan con tribunal formado por el resto de profesores del centro. No se entiende entonces que el mismo tribunal que aprueba al alumno trimestralmente le suspenda en la prueba de acceso. Demencial.
No quiero extenderme más. Al menos me ha servido de desahogo. Como puede imaginarse la niña fue suspendida tras presentarse a ella hecha un manojo de nervios y no ser capaz de afrontarla como requería, con tranquilidad y con la mente despejada. Y si, frustrada y apenada quedó. Termina su aventura musical sin que le hayan inculcado amor a la música, tan sólo la importancia de una prueba.