miércoles, 8 de julio de 2009

¿Hasta cuándo...?


... señores políticos responsables de la administración educativa, señores catedráticos y "comisionados"
(término de mi invención para designar a la legión de catedráticos en comisión de servicios que abarrotan los conservatorios superiores) tendremos que aguantar alumnos y profesores de enseñanzas no superiores este nefasto y más que reprobable sistema de acceso a la enseñanza superior de música?

Éste es un artículo terapéutico, imprevisto y ácido que trata sobre la naturaleza y el desarrollo de las pruebas de acceso a la enseñanza superior de música por las especialidades instrumentales:
  1. Terapéutico porque llevo muchos años, algunos de ellos como director de un conservatorio profesional y muchos más como profesor de piano, aguantando sistemáticamente y curso tras curso la misma afrenta profesional e injusticia académica, y como no estoy dispuesto a que esta circunstancia haga mella en mi salud, especialmente la mental, tengo la intención de liberarme de esta angustia opresiva mediante la libre expresión de lo que pienso al respecto.
  2. Imprevisto, porque he dejado aparcados otros proyectos e incluso algún que otro artículo para este mismo blog, para publicarlo de forma inesperada, inmediatamente después de conocer los resultados de las pruebas, un año más.
  3. Ácido porque, aunque la indignación no es amiga de la objetividad, conviene valerse de ella para aprovechar esa imprompta que provoca en una persona un hecho injusto y humillante.
Sé que resulta odioso hablar "en términos generales", sea cual fuere el asunto, pues siempre hay excepciones y, a veces, no pocas y significativas; pero, sinceramente, no se me ocurre otra forma de tratar este asunto si no es desde una perspectiva panorámica y global. En el lamentable caso que nos ocupa, el sistema selectivo para el acceso en la enseñanza superior de la música, nos encontramos ante una situación propiciada por la administración educativa y auspiciada por un colectivo, en este caso el docente de conservatorios superiores, cuyas "preludiadas" excepciones, no participan ni comulgan con aquélla, mostrando una conducta intachable y una gran profesionalidad en el desarrollo de su labor como docentes. Es el caso de muchos catedráticos o "comisionados" de conservatorios superiores de música de España, algunos amigos personales, otros conocidos y otros desconocidos personalmente aunque no su plausible labor docente; es a ellos a quienes quiero pedir disculpas anticipadas y también quiero prevenirles contra el reflejo del panorama general que se describe a continuación, aunque también sé que en este grupo se van a autoincluir muchos, por no decir la mayoría, ... todos, porque creo que somos el primer país del mundo en que la ostentación de una cátedra -especialmente en aquéllos que menos méritos tienen para ocuparla- confiere infalibilidad, omnisciencia y perfección docentes. Por lo tanto, esto que viene a continuación será fruto de alguna pesadilla del autor, o una historia contada por un amigo venido de un país lejano y exótico en el que no se concede la más mínima importancia a la educación musical y, en especial, a los estudiantes de música.

Como he analizado en anteriores artículos, el sistema general de enseñanza actual castiga a los alumnos que pretenden estudiar música, dificultándoles la conciliación de la enseñanza general (primaria, secundaria y bachiller) con la enseñanza de régimen especial (conservatorios de música y también de danza). Pero la sanción no concluye con la finalización del tramo curricular previo a los estudios superiores, no. Continúa y de forma feroz. ¿Que cómo? Por estas "simples" tres razones:
  1. El contenido de la prueba (instrumental) -que, dicho sea de paso, ni comparto, ni me parece justo, ni es objetivo en el propósito que persigue (que por cierto, no sé cuál es)- no guarda relación curricular con todo el conjunto de asignaturas cursadas durante 10 años (mínimo) en un conservatorio profesional, por lo que materias como Historia de la Música, Música de Cámara, Orquesta, Pedagogía Musical, Literatura e Interpretación del Instrumento Principal, Repentización y Transporte, Piano complementario, Acompañamiento, Improvisación y Acompañamiento, Informática, Acústica y Organología, ... todas de obligado cumplimiento en cuanto a horario lectivo y empleo de tiempo de estudio de las mismas, no tienen que ver con tocar el instrumento, analizar una obra y leer a primera vista (aunque algo de esto se ve en Repentización y Transporte y en Acompañamiento) y, como consecuencia, no tienen ningún peso en la evaluación de la prueba.
  2. El aspirante que se viene formando a lo largo de 10 años en un conservatorio no superior, "se la juega a una sola carta". De nada sirven los expedientes de los alumnos, los informes de los profesores, la trayectoria académica y musical del alumno, ¡nada! ¿Se imagina alguien una selectividad en estas condiciones, en que no se tenga en cuenta el expediente académico del alumno a lo largo de toda su vida escolar? Pues los aspirantes a la enseñanza superior de música no tienen que imaginarlo, sencillamente, lo viven, o mejor dicho, lo padecen. Pero este asunto tiene una doble lectura y es que los profesores de conservatorios no superiores que trabajamos con alumnos durante años, muchos años, vemos el desprecio de la administración educativa a nuestra labor, paciente, estresante y conciliadora, cuando en el desarrollo de la prueba no se tiene en cuenta nuestra opinión, creo que bastante autorizada, sobre las capacidades musicales y artísticas de nuestros alumnos. Y puestos a pensar, si "no se fían de nosotros" en el pequeño margen que nos queda para ejercer una verdadera labor profesional, el título de "conservatorios profesionales" se convierte en la falacia más grande jamás contada.
  3. Inexistente relación institucional. Habida cuenta del sistema "todo a una carta", los centros implicados en este proceso, tan trascendental para el futuro de muchos muchachos y muchachas que arriesgan muchísimo, más de lo que los receptores docentes superiores piensan, deberían establecer algún tipo de conexión para que los currículum de una y otra enseñanza tuvieran una mínima coherencia, una continuidad aunque hubiera de por medio una prueba selectiva. La realidad está muy lejos de lo deseable, y lo digo desde la experiencia que me otorgan más de veinticinco años de docencia, doce de ellos en la dirección de un centro profesional, tantos cursos académicos viendo cómo ese gran esfuerzo compartido por profesores, alumnos y padres de alumnos, se hace trizas ante una prueba que realmente lo que mide, y atendiendo al currículum oculto que en los conservatorios es lo que realmente funciona, es "que el alumno toque bien", dando por supuesto que todos los catedráticos tienen un criterio unánime ante esa ambigua y lacónica aunque muy popular expresión entre el profesorado que aún no ha entendido, ni quiere entender, nada sobre el modelo por objetivos y la programación por competencias. Durante esos doce años hice intentos de acercamiento a la enseñanza superior para intentar paliar este "sinsentido": la respuesta, indistinta e inalterablemente, fue la callada o la evasiva.
Realmente, todo esto me produce una mezcla de pena, tristeza, rabia, impotencia y, a veces, incluso, vergüenza de ser una pieza más de este engranaje burocrático que se mantiene en una permanente atmósfera de atonía intelecutal e irreflexión educativa dentro de un sistema tan deshumanizado y tan carente de coherencia.

Parece que autores como M.W. Apple, R. Williams y A. Gramsci conocen muy bien estos síntomas cuando sostienen que (...) las instituciones de conservación y distribución de la cultura, como las escuelas (léase conservatorios, ¿por qué no?), crean y recrean formas de conciencia que permiten el mantenimiento del control social sin que los grupos dominantes tengan necesidad de recurrir a mecanismos manifiestos de dominación.

A mí, particularmente como profesional de la enseñanza instrumental, me gustaría más claridad y trasparencia en todo este asunto, y por ello quisiera que alguien me contestara sinceramente a estas preguntas:
  • ¿Tienen definidos los centros superiores el perfil de alumno que buscan?, porque si es "el alumno que mejor toque" (en el caso de las especialidades instrumentales), les recuerdo que el 100% de los egresados, y no me equivoco ni un ápice, el 100% acaba intentando acceder a la educación pública, unos lo consiguen, otros no, pero la realidad es que todos buscan la enseñanza como medio profesional y laboral. Entonces, vuelvo a preguntarme (ya he tratado este tema en otro artículo) ¿por qué no hay especialidad de pedagogía del canto y de los instrumentos?
  • ¿Dónde están publicados los objetivos que se persiguen con este sistema de selección?, ¿y los criterios de evaluación y calificación de la prueba?, y no me digan que los tres ejercicios tienen el mismo peso, porque además de no creérmelo me parecería totalmente injusto; entonces ¿se hace media ponderada?, ¿la media aritmética?, ¿qué se hace?, porque el RD 617/1995 no lo deja muy claro, al menos para mí, que como ya he dicho en otras ocasiones soy un poquito corto para entender ciertas normativas.
  • ¿Se graban las pruebas como un instrumento de evaluación?, creo que sería un documento fundamental para analizar cualquier legítima reclamación y darle una respuesta honesta y comprometida.
  • ¿Por qué se pregunta al aspirante con quién ha estudiado?, ¿acaso para no "meter la pata" "cargándose" al alumno de algún amiguete?, ¿acaso por rencillas personales con otros profesores? (espero sinceramente que la respuesta a ambas preguntas sea una posibilidad remota o impensable), ¿acaso por relajar el ambiente?, en este último caso, vaya preguntita para conseguir la distensión, ¿acaso para lo contrario?, ¡que mala "milk"!, ¿acaso para hacer estadísticas?, ¿acaso por torpeza o descuido?, ...
  • ¿Por qué no se trata a los alumnos como personas y se humanizan las pruebas?, ¿tanto cuesta mantener una actitud agradable ante unos aspirantes que se están jugando mucho, mucho más de lo que piensan los evaluadores, o al menos algunos evaluadores?
  • ¿Por qué si uno de los criterios de evaluación es interpretar obras de diferentes estilos, no se deja tocar todas las obras? Porque no hace falta, con lo poco que ha tocado ya es suficiente, respondería un tribunal tipo. ¡Claro! Escuchando a Händel y a Beethoven, ya se tiene una idea de cómo se puede tocar Szymanowski y Messiaen...
  • ¿Por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?...
Agradecería enormemente, y si fuera posible a alguien implicado en el proceso, respuestas a estas preguntas, aunque no creo que aliviasen la angustia que produce semejante caos, ni a aspirantes, ni a profesores.

Cuando, renglones arriba, manifestaba mi estado interno al reflexionar sobre todo este embrollo, mencioné varios sentimientos, todos ellos taciturnos, lúgubres, oscuros, ...; sin embargo, no mencioné el desaliento, pues en momentos así tengo que tirar de un aspecto endémico de mi naturaleza, y que una persona muy querida de mi entorno familiar bautizó en su tiempo como "optimismo irresponsable", para sacar fuerzas y seguir adelante en un intento de mejorar la calidad de la enseñanza para ésta y para futuras generaciones y, en el peor de los casos, aunque sólo sea para dejar constancia de una opinión.

JAC

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7 comentarios:

  1. Muy buen artículo, realmente bueno; espero que sirva de algo más, que para conmover a un ignorante que no puede responderte.

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  2. realmente yo no tengo ninguna respuesta a todas estas preguntas tan inteligentes, sólo soy una alumna más que "ha sufrido" todo este proceso...

    solo espero que algún día alguien tenga estas respuestas...

    gracias por tu artículo.

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  3. Estimado José Antonio:
    En primer lugar felicitarle por el artículo
    En segundo decirle que me alegra enormemente haber dado con este espacio.
    Y ahora comentarle su artículo que no contestarle a las preguntas:
    ¿Se graban las pruebas como un instrumento de evaluación?...esto debía haberse hecho siempre.

    ¿Por qué se pregunta al aspirante con quién ha estudiado?, ¿acaso para no "meter la pata" "cargándose" al alumno de algún amiguete?, ¿acaso por rencillas personales con otros profesores?...creo que siempre ha ocurrido aunque espero que sea una errónea creencia por mi parte.

    ¿Por qué no se trata a los alumnos como personas y se humanizan las pruebas?, ¿tanto cuesta mantener una actitud agradable ante unos aspirantes que se están jugando mucho...y que supuestamente ellos pasaron por lo mismo. En este punto yo siempre he sentido que se olvida -la música- lo que se está haciendo, tanto por parte del intérprete/alumno (normal por los nervios del momento tan tenso) como por los oyentes/profesores (que olvidan la principal motivación que debería ser la escucha)
    Se vuelven unas pruebas "insensibles" por lo que música-música poca se termina escuchando...quizás mucha técnica.

    Todo lo expuesto en el artículo sucede en el paso de grado elemental a grado medio...donde los alumnos tienen 11 años (por Dios!!! 10,11,12 añitos) y tienen que superar su primera "oposición": una prueba de instrumento (con tres obras, aunque no tocan todas) y otra prueba de lenguaje musical y teoría. Deben aprobar la dos para tener derecho a una media ¿?...no todos pasan la prueba a pesar de haber estado estudiando sus 4 años correspondientes (desde los 8 añitos) simultaneando primaria con los estudios y horarios del conservatorio. Han ido aprobando -algunos con muy buenas notas- los cursos...pero al final puede que de nada les valga. DEBEN HACER UN EXÁMEN PERFECTO Y COMPLETO (lleno de tensiones además) y lo que todavía es peor...quizás no tengan plaza después porque quizás no han ofertado las SUFICIENTESSSS!!!
    Serían cuatro años, algunos euros y mucho desgaste (de todo tipo) tirados a no sé que lugar. Y muchos de estos niños terminan "detestando" los estudios musicales -la música-
    !!una pena!!!

    Yo no esperaré respuestas para estas preguntas, algunas las llevo escuchando desde hace mucho...esperaré a que no tengan que ser formuladas.

    Un cordial saludo

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  4. Hola José Antonio, primero te felicito por tu incansable trabajo en este blog. Respecto a la selección para el conservatorio superior, en mi juicio, sería beneficioso admitir a todos los alumnos que alcanzan un nivel minimo y seleccionarlos según su desarrollo y rendimiento en los siguientes cursos, es decir con franqueza, echar a aquellos que no deben estar allí. Después de uno o más cursos se puede juzgar que si el alumno aprovecha la oportunidad que se le brinda o no, es capaz trabjar y desarrillarse o no. Lo que pasa es que cuando un alumno está admitido ya una vez a base de una sola prueba, "no hay qien le eche". Así ocupa una plaza que debería ocupar otro. Si el alumno tendría que "defender" su plaza esto le motivaría a no aflojar en el trabajo. Por otra parte, le obligaría al profesor a realizar una evaluación continua y muy responsable. Katalin

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  5. Buenas D. Jose Antonio. Enhorabuena por el articulo. Esta denuncia en voz alta es la que comentamos alumnos entre nosotros durante el último año de estudios en Grado "profesional". Yo, personalmente, acabo de sufrir como alumno todo este proceso y he comprobado en primera persona la incoherencia del sistema educativo y el desproposito que suponen esas pruebas "teóricas" al ser una excusa escrita para el tribunal. Una prueba de análisis, que no siempre cumple con lo que se estipula en la normativa, con nombre y apellido del alumno. Eso sumado a la prueba de interpretación deja ver la poca imparcialidad del proceso. Es increible que en un paso de Grado elemental a Grado Medio se siga un proceso más controlado, imparcial y estricto (en cuanto a la forma del examen).

    En este caso, yo tuve suerte, pero no fui el unico sorprendido cuando (entre otras "sorpresas) nos encontramos una obra contemporánea, del abiente del jazz, para analizar en una hora sin audición, mientras que en el último curso de grado medio los contenidos de analisis o composicion no llegan mas alla del romanticismo.Lástima.

    Un saludo

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  6. Estimado JAC:

    Recientemente he descubierto tu blog, que espero sinceramente no hayas abandonado, como mucho me temo por la fecha del último post. Espero en todo caso que los comentarios te ayuden a remotarlo, si así fuera.

    Soy profesor de Conservatorio Superior (el de Canarias, por más señas), en el área de Análisis y he sido Jefe de Estudios del Centro durante muchos años.

    Alguna de las críticas que haces entiendo que se deben leer desde la realidad de Andalucía (no sé si también de otras Comunidades). Desde luego creo que se puede afirmar que, después de 8 años de implantación del Superior, en Canarias las cosas son sensiblemente diferentes (en el frágil "ecosistema educativo" de aquí realmente siempre nos quedan plazas vacantes, por lo que hay que entender que todos los alumnos que llegan a un nivel mínimo [y alguno que ni eso] tienen la oportunidad de entrar a los estudios superiores).

    Pero no era eso lo que quería comentar. Más bien me ha extrañado lo que dices sobre lo de el peso de los estudios profesionales en la prueba de acceso, y sobre eso querría extenderme un poco.

    Para empezar hay un tema normativo básico que ningún Conservatorio puede saltarse. En la normativa actual (que cambiará radicalmente con los nuevos estudios superiores) el Título de Grado Medio es REQUISITO para presentarse a las pruebas. Es por esta razón que se hace coherente que las pruebas propiamente dichas den por sentado lo que el requisito supone (toda la formación del Grado Medio) y evalúen con una prueba general.
    Por lo tanto, es lógico [desde ese punto de vista] que los que no poseen este requisito, si bien aún pueden hacer la prueba, tienen que hacer una prueba adicional, en la que sí que se evalúa al alumno en reconocimiento auditivo, armonía, teoría e historia de la música. Esta prueba no es eliminatoria (por ley, no por voluntad de los Centros), pero influye en la nota final. (En Canarias, la puntuación que el alumno tenga por debajo de 5 se resta del total de la prueba ordinaria. Es decir que si en esta prueba tiene un 3 se restan dos puntos a lo que haya sacado en otra prueba).
    Es decir, si un alumno tiene el GM, se le "da por sabido" y se le hace únicamente la prueba general. Si no lo tiene, se le examina de lo demás, de manera que esta 2ª prueba NUNCA se aumentará la nota, pero sí podrá bajársela.

    ¿No es esto así en Andalucía?

    Para finalizar, si hubiera alumnos que, por la razón que fuera, no hubieran podido comenzar sus estudios superiores, en Canarias les esperamos con los brazos abiertos, ya sea en las especialidades instrumentales (que se imparten en Tenerife), en las pedagógicas instrumentales (en Las Palmas) o en Pedagogía Musical, Composición o Musicología, que se imparten en ambas sedes... ;-)

    Un abrazo

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  7. Estimado JAC:

    Añado a mi anterior comentario que, en mi opinión, y aunque aún no podamos afirmar nada sobre el inminente futuro de la prueba de acceso a las enseñanzas superiores (lo que la verdad es bastante doloroso a estas alturas), sí que creo que se puede decir que LO LÖGICO sería lo siguiente:

    -El título de enseñanzas profesionales dejará de ser requisito (esto el Ley, a unos les gusta más y a otros menos, pero es así, al menos mientras la LOE siga vigente), aunque la nota obtenido con dicho título, en caso de haberse obtenido, puntuará en la prueba de acceso.

    -Dada esta nueva situación, lo lógico sería que las próximas pruebas de acceso fueran unas pruebas de "diagnóstico general" más amplias que las actuales, y que se pareciesen algo al modelo que planteas.

    Incluso lo ideal sería que el resultado de esta prueba (esto pasa en paises más civilizados) pueda determinar el currículo posterior del alumno. Es decir, "usted tiene el nivel suficiente para entrar, pero tiene carencias de análisis, por lo tanto deberá cursar obligatoriamente la asignatura X al principio de sus estudios para solucionar esta carencia".

    ¿no sería bonito? ;-) Ojalá se pueda. POr ahora, lo único que se pueda afirmar es que la primera implantación será contrarreloj, por lo que no cabe esperar muchos experimentos, pero con el tiempo habrá un marco más flexible (los centros serán los que diseñen la prueba de acceso, que no vendrá ya dada por un marco previo estatal obligatorio).

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