lunes, 1 de junio de 2009

El acceso a la función ... (2ª parte): "Los protagonistas"


Confieso la sensación de pereza que he experimentado para escribir este artículo, cuyo origen -amén de la saturación de trabajo en la que estoy inmerso en estas fechas-, he desconocido hasta que, a medida que me he ido metiendo en faena, he tenido conciencia de ella.

Efectivamente, ordenando ideas, recordando experiencias, escribiendo párrafo tras párrafo, sentía cómo me iba metiendo en un terreno farragoso, difícil e incómodo de transitar, hasta el punto de pararme por un momento y preguntarme ¿estás seguro que quieres decir lo que estás escribiendo?, ¿crees oportuno remover este asunto que puede incomodar a más de uno de tus lectores?, ¿por qué no te estás calladito y sigues tranquilamente dedicándote a tus clases y a tus alumnos? Pero es esa última pregunta la que dispara en mi interior la respuesta inmediata a todas ellas, por cuanto que, y contestando a la primera, la verdad es testaruda y, en mi caso, no ceja en su empeño hasta que consigue ver la luz; por lo que se refiere a incomodar a alguien, no es mi propósito, y si aún así lo consigo esgrimiendo realidades irrefutables, la verdad es que me trae sin cuidado; y, en respuesta a la tercera, ¡pero si precisamente es por ellos, por todos los estudiantes de música por los que escribo estos artículos!, primero para abrirles los ojos a nuestra cruda realidad y, segundo, alzando mi voz, mis argumentos y mis propuestas para ver si encuentran eco en alguien que pueda realizar la alquimia de destilar hechos a partir de ideas.

Además, no soy el primero ni creo que sea el último (eso espero) en denunciar una realidad que, quien lea el artículo, podrá juzgar por sí mismo; ya, antes que la mía, voces mucho más autorizadas y prestigiosas se han alzado, aunque sin el éxito esperado. Precisamente por ello, por no ceder ante la adversidad cuando de lo que se trata es de mejorar drásticamente nuestro sistema educativo, es que debemos seguir el ejemplo de personas como Elisa Roche o Almudena Cano que, aunque ausentes físicamente, siguen aún en nuestros pensamientos porque sembraron con su ejemplo y diáfana inteligencia la capacidad de reflexión y de discernimiento en materia educativa en personas como el que, dentro de su modestia y limitaciones, escribe estas líneas.

En consecuencia y, después de esta inesperada introducción, vayamos al grano y..., a tomarlo con calma, que este artículo me ha salido demasiado largo, creo yo.

Retomando el hilo del anterior artículo, veremos algunas peculiaridades de los protagonistas de los procesos de selección para el acceso a la función pública referida a los conservatorios de música.

El órgano convocante y la convocatoria

Empezaremos por la administración educativa, como elemento fundamental de todo el proceso, en tanto en cuanto es el órgano que convoca la oposición, quien organiza las pruebas y, supuestamente, quien debe esmerarse al máximo en el diseño, contenido y estructura de las mismas, así como de poner al frente de todo el proceso de selección a expertos en contratación laboral con la finalidad de asegurar la captación de las personas más capacitadas e idóneas para desempeñar con eficacia el puesto para el que están convocadas dichas oposiciones, en este caso, las de profesor de conservatorio.

El inicio del proceso se realiza a través de la publicación de toda la normativa de referencia en los boletines oficiales correspondientes, en la que se va informando a los posibles candidatos sobre todos los aspectos administrativos, organizativos, técnicos, ... relacionados con cada una de las especialidades o asignaturas por las que optan. Es un proceso muy largo en el que los opositores deben estar "ojo avizor" y no fiarse de las características de la anterior convocatoria, porque puede haber leves, o no tan leves, cambios en cualquiera de sus múltiples facetas, y su incumplimiento tira por la borda la preparación de años.

Selección de los miembros de los tribunales
Posteriormente, se inicia un segundo proceso que consiste en organizar todos los tribunales que van a realizar la selección mediante las pruebas que la normativa haya establecido. Para ello, desde los órganos competentes de las administraciones educativas se procede a nombrar a los presidentes de los tribunales, nombramiento que puede ser por solicitud voluntaria de quien quiera presentarse (cualquier profesor que cumpla unos mínimos requisitos, al menos así era antes) y/o por designación directa de la administración. Una vez nombrados los presidentes, se procede a la elección de los miembros que integrarán cada tribunal, para ello se sigue un sistema rotativo de sorteo público en el que supuestamente todos los profesores (funcionarios de carrera, se entiende) entran, pero cuyo resultado es que unos repiten convocatoria una y otra vez, a otros nunca les toca, y una tercera opción es que unas veces te toca y otras no. Posiblemente, esto es natural en un sistema tan burocratizado como el español, pero el resultado del mismo no deja de ser llamativo. En total, por cada tribunal se nombran cinco miembros, de los cuales uno es el presidente, y otros cinco de reserva, por si falla alguno del tribunal titular. También se puede dar el caso de tener que nombrar a más de un tribunal para una misma especialidad o asignatura por el número de plazas convocadas, en ese caso se nombra a un profesor como coordinador de todos los tribunales de una misma especialidad o asignatura.

Llegados a este punto, me pregunto como miembro de tribunal que he sido en varias convocatorias, ¿qué capacitación tengo yo -un simple profesor de piano, o de lo que sea-, como supuesto responsable de recursos humanos de una empresa (administración educativa)? Yo puedo saber algo sobre la especialidad o asignatura de la que soy titular, y también puedo saber algo sobre su enseñanza, pero mis habilidades psicológicas para seleccionar al personal más idóneo, que encaje en el perfil que busca la administración, están muy lejos de acercarse siquiera a mis habilidades como profesor. Bueno, bueno (para los que están pensando que no es para tanto), está bien, algo sí que puedo aportar en la dichosa selección, pero ¿no creéis que es demasiada responsabilidad sin una mínima ayuda de alguien experto en estos procesos selectivos, como hacen en las empresas privadas? Pues yo creo que sí, que de los cinco miembros del tribunal, al menos uno debería ser experto en selección de personal, y además debería haber una entrevista con cada aspirante, en la que el experto (psicólogo o pedagogo, supongo) tendría mucho que decir. Bueno, sigamos, porque si no esto va a parecerse más al Quijote (digo en extensión) que a un simple post.

Las pruebas
Estamos en el punto crucial en el que los profesores miembros del tribunal empiezan a enterarse de los entresijos de las pruebas, lo que tienen que valorar y cómo tienen que valorarlo. Veamos, tomemos como ejemplo una prueba de cualquier especialidad instrumental. En la última convocatoria (y en las anteriores también) las pruebas fueron dos:
  1. Una cuyo objeto es la demostración de los conocimientos específicos de la especialidad docente a la que se opta (instrumental, en nuestro caso) , y que, a su vez, consta de dos partes: a) un análisis (formal, estilístico y didáctico) de una obra propuesta por el tribunal (llevan varias convocatorias poniendo fugas de Bach, padre); y b) interpretación de un repertorio en el que se incluyan obras de diferentes estilos.
  2. La segunda prueba tiene por objeto la comprobación de la aptitud pedagógica del aspirante y su dominio de las técnicas necesarias para el ejercicio docente, y que consistirá en: a) la presentación de una programación didáctica; y b) en la preparación y exposición oral de una unidad didáctica.
Y ahora vamos con el criterio de calificación de cada una de las pruebas, un asunto verdaderamente inquietante. De los 10 puntos a repartir (en Andalucía):
  • 4 puntos son para los temas
  • 4 puntos son para los dos ejercicios de didáctica
  • 2 puntos son para el análisis y la interpretación
En otras comunidades como Madrid el criterio es diferente aunque también inquietante.

Un estudiante de grado superior que esté leyendo esto podría preguntarse, "¿entonces, después de haber estado estudiando mi instrumento miles de horas, durante más de 14 años, sólo me sirve para puntuar 1 ó 1,5 puntos (algo más en otras comunidades)? Pues sí, pero si no te has desanimado del todo, más adelante hablaré sobre este tema.

Los miembros del tribunal

Bien, pongámonos en el caso del inicio del proceso, cuando el presidente se reúne con los miembros del tribunal y les explica, más o menos, lo que ya hemos visto anteriormente. No me cabe la menor duda que la inquietud didáctica no tarde mucho en aparecer: - Bueno, y lo de las programaciones y las unidades didácticas ¿cómo lo vamos a hacer?, yo tengo poca o ninguna idea de este asunto.
Esta pregunta, que muchos se hacen en su fuero interno y otros no tienen reparo en verbalizar, refleja fielmente la situación de nuestros profesores con relación a la didáctica tal y como se pide en una oposición como la que estamos analizando. Llegados a este punto, quiero romper una lanza en favor de mis compañeros docentes, porque esa formación que se pide a los opositores, no nos ha sido facilitada a los profesores, ni en la formación inicial (estudios superiores), ni en la formación permanente (actividades de formación de los CEP), ni en el CAP, ni cuando se implantó la LOGSE, ni cuando se desarrolló, ni cuando se implantó la LOE, ni cuando se implantó la LEA (en Andalucía), es decir, ¡nunca!, ni si quiera mediante un cursillo (organizado por la administración educativa) previo a las oposiciones en que se informara a los presidentes y miembros de los tribunales sobre aspectos relevantes relacionados con la prueba didáctica. Y si alguien de la administración me dice que sí que se hicieron cursos para formación de los equipos directivos, creo que se tendría que callar de vergüenza si, en base a mi experiencia, publicara lo que aprendimos un grupo de directores de conservatorios sobre el currículum, en una mañana que se nos reunió para enseñarnos qué era un objetivo y qué un contenido, por no hablar de la esperpéntica unidad didáctica que elaboramos en un taller improvisado durante esa misma mañana; y luego... explícaselo a los profesores de tu claustro, ¡olé! Ésa es la formación curricular que yo particularmente he recibido de la administración (ojalá me esté equivocando hasta el fondo, y resulte que yo sea uno de los pocos desgraciados que no se enteró de los cursos de formación curricular para profesores de conservatorio organizados por la administración educativa en estos 19 años de modelo educativo por objetivos, en cuyo caso, agradecería enormemente a quien me mostrara el error en el que he incurrido).

¿Cómo es posible que se pueda encomendar a alguien que no domine el modelo curricular, ni esté seguro de su aplicación efectiva en las enseñanzas de régimen especial, y menos aún en el ámbito instrumental, y que, salvo raras excepciones (casi todas de profesores que, además de haber sacado las oposiciones de conservatorio, previamente han sacado las oposiciones de música de primaria o de secundaria) lo único en lo que podría poner toda su buena voluntad, sería colaborando en la elaboración de una programación didáctica. Es por ello, por lo que la crítica que hago no debe ser entendida hacia los profesores de conservatorio, ¡no!, a quien va dirigida es a la administración educativa, y más concretamente al sistema que utiliza para la contratación de personal, algo que podríamos resumir con el lema "lo que vale para las enseñanzas generales, vale para las enseñanzas especiales".

Los opositores y la enseñanza superior

Los aspirantes a esta prueba selectiva para conseguir un puesto de trabajo en la administración educativa, son los que tienen que mostrar ante el tribunal su competencia referida a la especialidad por la que se presentan. Y ¿quiénes son?, pues fundamentalmente son egresados de conservatorios superiores de música, profesores interinos y algún caso de profesores de primaria o secundaria de música que, habiendo cursado estudios superiores de música, deciden intentar sacar la oposición para conservatorios; bueno, hay otro caso, aún más raro que ahora no viene a cuento hablar de él.

Hagamos un sencillo razonamiento. Sin contar los candidatos que ya están en la enseñanza (funcionarios interinos) , que lo que quieren conseguir es estabilidad laboral (docente), los demás, es decir, los titulados superiores de música (ya me gustaría a mí decir licenciados, pero...), ya sean recién egresados, ya hayan ampliado estudios en el extranjero,... su salida profesional inmediata es la docencia en un porcentaje altísimo (carezco de estadísticas, pero sé que es muy alto) y en especialidades "no sinfónicas" del 100%, esto es, hacer oposiciones para profesor de conservatorio. Sabiendo esto, cualquier persona en su sano juicio pensará, "si esto es así (¡que lo es!), es natural que durante los estudios superiores a los alumnos se les dé una formación pedagógica que les permita desarrollar su labor docente de manera mínimamente digna y, como consecuencia, que estén preparados, aunque sea en lo básicoo, para afrontar con ciertas garantías de éxito las oposiciones que para ellos están convocadas. Pues quien esto pensase, estaría en un grave error.

De los 22 centros y conservatorios superiores del territorio español, únicamente 5 de ellos imparten la especialidad de pedagogía del canto y de los instrumentos, a saber: Conservatorio Superior de Valencia, ESMUC (Escuela Superior de Música de Cataluña, Barcelona), Conservatorio Superior de Música de Navarra, Conservatorio Superior de Música de Alicante y Conservatorio Superior de Música de las Islas Canarias. Esta especialidad incorpora en su currículum asignaturas como didáctica de la especialidad instrumental, didáctica musical, psicopedagogía, prácticas de profesorado, educación auditiva, metodología de la investigación, historia de la cultura y el arte, historia de la educación musical, ... (quien quiera puede consultar la página web de cualquiera de estos 5 conservatorios o la del MEC para completar la información). En fin, que la formación es bastante completita, dando por sentado la solvencia del profesorado en estas asignaturas y, por consiguiente, los estudiantes que concluyen los estudios en estos 5 conservatorios están teóricamente formados para su objetivo, la docencia. Insultante agravio comparativo con los que, por narices (es decir, los que no tienen con qué pagarse la estancia en una de las ciudades en donde se imparte esta especialidad), están abocados a estudiar la especialidad instrumental o, lo que es lo mismo, todos los estudiantes de especialidades instrumentales de los 17 restantes conservatorios españoles (el gran porcentaje de los estudiantes de un conservatorio).

Sin embargo, para "dar al César lo que es del César...", porque todo hay que decirlo, el MEC, a través de la reforma de la enseñanza superior (Real Decreto 617/1995 de 21 de abril), establece las siguientes especialidades:
  • Instrumental (acordeón, arpa, canto, clarinete, clave, contrabajo, fagot, ...)
  • Composición
  • Dirección de coro
  • Dirección de orquesta
  • Etnomusicología
  • Flamenco (guitarra flamenca o flamencología)
  • Jazz
  • Musicología
  • Pedagogía del lenguaje y la educación musical
  • Pedagogía del canto y de las especialidades instrumentales
¿Por qué no existe entonces la especialidad de pedagogía del canto y de las especialidades instrumentales en todos los conservatorios? Pues tendríamos que preguntar a los que se opusieron a este árbol de especialidades (y ya lo denunció Almudena Cano en su día), ¡los mismos directores de los conservatorios superiores y a la cabeza el de Madrid (estamos en 1995)!, está claro que no todos, por eso unos tienen esta especialidad y otros no. Pero lo grave y "pasmante" es que la mayoría de los claustros apoyaron a sus directores, ¡inaudito! Entonces entre esta sinrazón de "las cabezas visibles" y la trasferencia a las comunidades autónomas en materia de educación tenemos los protagonistas de "Entre todos la mataron y ella sola se murió"

Pero, y volviendo a nuestros opositores, ¿cómo se preparan quienes, al no haber podido cursar la especialidad de pedagogía del canto y de los instrumentos, terminan sus estudios y, sin formación pedagógica inicial, quieren acceder a la docencia en un conservatorio? Pues la salida que les queda es prepararse la oposición de forma particular, sin conocimientos de didáctica, ni de psicopedagogía, ni de muchas otras cosas, o apuntarse a una academia (no es fácil encontrar academias que preparen oposiciones de conservatorio, aunque visto el "chollo" que proporciona la administración, cada vez proliferan más éstas últimas) o, en última instancia, buscando un preparador que les enseñe a aprobar la oposición, y/o que les ayude a paliar, en el mejor de los casos, las deficiencias formativas en materia pedagógica de la enseñanza superior. Claro está, los gastos derivados de estas alternativas corren a cuenta del opositor, para esta recurrente e inaceptable circunstancia no hay subvenciones públicas que mitiguen este esfuerzo adicional del atribulado opositor.

Pero... ¿y el CAP? ¡¡El CAP!! (para quien aún no esté familiarizado con los acrónimos educativos: Certificado de Aptitud Psicopedagógica) Esto es el parche con el que tapar las vergüenzas docentes (carencias pedagógicas) de los licenciados y titulados superiores de conservatorios, que aunque no se nos cita (de nuevo), sí se nos obliga a realizar este curso durante 4 meses, previo pago de la matrícula, claro está. Lo siguiente es lo que dice la legislación vigente al respecto:

La legislación vigente encomienda a los Institutos de Ciencias de la Educación la formación psicopedagógica de los
universitarios que deseen dedicarse a la enseñanza secundaria (...). Esta formación es requisito indispensable para poder ingresar en los cuerpos docentes del nivel mencionado (...). Su objetivo fundamental es proporcionar a los futuros docentes una formación psicopedagógica básica.

¿
Sabéis dónde hacen las prácticas de profesorado los titulados superiores de conservatorio? En institutos, en la asignatura de música (¡¡menos mal!!). No obstante, algo bueno parece que asoma en el horizonte para paliar este panorama desolador (aunque no sé qué tratamiento se le dará a los músicos). Lo que viene a continuación es lo que quieren hacer a partir del próximo curso:

Las recientes normas aprobadas en Consejo de Ministros establecen, a partir del curso 2009/2010, como medio exclusivo de formación inicial para profesores de Enseñanza Secundaria, previo al régimen ordinario de oposiciones y concursos habituales, la superación de un Master para la Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas que se realizará en las distintas universidades de todo el estado españo
l.

Bueno, al menos eso, un master para la formación del profesorado, algo es algo, pero... ¿dónde están las enseñanzas de música?, ¡otra vez se han olvidado de nosotros! ¡Bueno, ya estamos acostumbrados, y aún así sigue doliendo!

¿Tiene todo esto algún sentido? Para mí no, desde luego. Ni tiene sentido la realidad de las enseñanzas en la mayoría de los conservatorios superiores, ni tiene sentido el CAP para estudiantes de conservatorios, ni tiene sentido las pruebas diseñadas para el acceso a la función pública para conservatorios, ni tiene sentido cómo se desarrolla la fase de prácticas que prosigue una vez concluidas y aprobadas las dos pruebas de la oposición. En fin, podría decirse, "tirémos la toalla y aguantemos el chaparrón", pero yo me niego a adoptar esa actitud de avestruz y, en consecuencia, quiero aportar mi granito de arena con mis contribuciones personales para el logro de una enseñanza y un aprendizaje de la Música más dignos de lo que hoy tenemos. Pero eso será otro día.

Gracias por vuestra paciencia, habida cuenta de la extensión final del artículo.

Saludos de JAC

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3 comentarios:

  1. crudo y demoledor artículo, fiel a la realidad. Quizá podamos atisbar un hilo de esperanza en la elaboración de un nuevo diseño del proceso de acceso de la función pública, pero está claro que esto no ocurrirá a corto plazo.
    Un saludo

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  2. ¿Darías una asignatura para la cual no estás capacitado? La administración tiene un problema que no puede solucionar por sí misma. Necesitamos de gente extranjera que venga preparada, y necesitamos ser atractivos para ellos para que quieran venir. O de gente, con enorme e insaciable curiosidad, ambición, y talento, como para que después de 14 años de estudios,los últimos años bastante intensos, y manteniendo una familia, tengan las ganas, el tiempo, y la capacidad intelectual de afrontar el estudio de pedagogía para luego impartirla a sus alumnos. Quizás la administración debiera hacer un curso intensivo a los profesores y quitarle horas de clase como incentivo, que durara por ejemplo, la rebaja de horas, 2 años.

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  3. Uf! Vaya artículo!

    Ya sabes quién soy: Un atribulado opositor.

    Deduzco que entre esos "otros" personajes que se presentan a las oposiciones (amén de los egresados y otras especies), está gente como la que yo conozco. Gente a la que no le importa estar hasta las 1:09 de la mañana de un día laborable, preparando un tema, o parte de una programación, o simplemente leyendo algún artículo relacionado con el tema. Gente dispuesta a renunciar a un trabajo estable y "bien visto" (que no bien pagado) por hacer aquello que realmente siempre le gustó.
    Eso, creo, tampoco se puntúa.

    ¿Cómo evaluar las ganas, el esfuerzo, el empeño y el cumplimiento de un sueño o de alcanzar un reto? Creo que el SHERPA no está preparado para eso, ¿o sí?...

    A lo mejor también yo me equivoco y lo que debería hacer (visto lo visto y leído lo leído) es dejar de escribir y retomar el tema que estaba preparando... :-)

    Con mis mejores deseos para tu página, recibe esta pequeña contribución como homenaje y reconocimiento a tus labores. Sabes poner en todas ellas el entusiasmo propio de alguien que cree en lo que hace. Y eso se nota. Un abrazo JAC.

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